¿Dónde se esconde la llave que abre todas las puertas?

Acaso no nos gustaría vernos como éstos ositos amorosos las 24 horas del día?

Pedimos a gritos y reivindicamos la falta de afecto cuando no nos la dan.... nos enfadamos cuando no tenemos cariño, comprensión, amor.

Tenemos un caparazón invisible que nos recuerda que al menor ataque podemos escondernos dentro y no salir hasta que el invasor esté lejos.

Hasta que pase la tormenta, hasta que salga el sol.

Un arma de defensa que no nos beneficia, tan sólo nos hace cobardes, victimas de nosotros mismos.

Nos hemos acostumbrado a que son los demás los culpables de nuestras causas. Culpamos a todo cuanto nos rodea, la sociedad, las costumbres, la escasez, el trabajo, el dinero y todo lo que nosotros mismos hemos ido creando.

Pensamos en la injusticia de la vida, pero no vemos que la vida misma ha sido un regalo.

Sentimos que no somos afortunados cuando atravesamos dificultades, problemas, pero no vemos que también son necesarios para aprender de los errores y evolucionar.

Tememos a los cambios porque tenemos miedo a lo desconocido, pero no somos capaces de extender nuestras alas y caer hacia un vacío que quizás sea nuestro paracaídas.

Nos creamos fantasmas en nuestra mente para advertirnos que si nos movemos podemos perder o caer en sus redes, pero no logramos enfrentarnos para descubrir si realmente son reales.

Nos pasamos la vida pidiendo amor pero sin hacer grandes inversiones.

¿por qué no cambiar?

¿por qué no invertir?

¿por qué no arriesgar?

Todo ser humano lleva consigo todas las llaves para abrir cualquier puerta que se proponga abrir, pero hace falta valor, coraje y sobre todo amor.

Pero.....

Dónde está la llave que abre?

Dónde se esconde para poder abrir todas esas puertas?

Os aseguro que existe, pero hace falta algo realmente importante,

algo que, muchos de vosotros en principio no me creáis,

por eso, no voy a deciros nada de momento.

Pero si me preguntáis estaré encantada de compartir el secreto,